lunes, 25 de febrero de 2013

LOS PERROS TIENEN SUS MIEDOS

Cuantas veces hemos ido por la calle con nuestra mascota y con un simple papel o una bolsa que levante la brisa nuestro perro parece que  está ante algo que le horroriza. Se va echando hacia detrás y si puede no pasa, o intenta oler desde lejos para ver qué es. Para algunos perritos los días de fiesta o una simple noche de tormenta son un suplicio y con tanto ruido que viene desde el cielo, de petardos o truenos, el pobre no sabe donde meterse.

Hay otras muchas cosas cosas que les dan miedo, y aunque a veces creemos que no deberían tenerlo, tambíén debemos verlo como un mecanismo de defensa como nos ocurre a los humanos.
De todas formas hay que decir que  debemos diferenciar entre este miedo natural ante cosas escepcionales o situaciones a las que se enfrentan por primera vez, de aquellos miedos ocasionados por nuestra equivocada actuación con ellos.

El miedo es en los perros bastante más frecuente de lo que solemos pensar y no siempre esta unido a situaciones vividas por el animal, ya que en muchas ocasiones tiene una fuerte carga hereditaria.

Miedo a los ruidos sociales: El miedo a los ruidos potentes y sorpresivos, como los petardos de la fiestas, recibe el nombre de acustofobia. El perro afectado trata de huir desesperadamente, pues se encuentra dominado por un estado de nerviosismo tal que no controla sus movimientos. Si está en la calle puede perderse y si se encuentra encerrado en casa puede destruir cuanto encuentre a su alcance.

Miedo a la personas: El miedo que algunos perros experimentan ante la precencia de personas desconocidas se conoce como antropofobia. Suele ser hacia personas con determinada vestimenta (uniformes) o grupos sociales muy señalados como los niños o los ancianos. Cuando la antropofobia no es hereditaria suele deberse a una incorrecta socialización temprana o a una experiencia traumática siendo cachorro.

Miedo a otros perros:Algunos perros son inseguros, carecen de confianza en sí mismos, y la presencia de otro perro les asusta. Se dice entonces que padece cinofobia. Esto es un trastorno psicológico persistente, anormal e injustificado de miedo a los perros. Suele darse por un proceso de socialización inadecuado y se encuentra con frecuencia en perros que fueron separados de la madre nada más nacer y criados con biberón. Estos perros no han aprendido los mecanismos de comunicación de su especie, señales que constituyen un lenguaje basado en señales auditivas, visuales, olfativas y táctiles con que los perros se transmiten información; el perro no responde de forma correcta a los mensajes que le envía el otro perro y siente miedo. Se muestran sumisos con la cola entre las patas, pero como el miedo les domina, al mismo tiempo muestran señales de defensa agresiva, como mostrar los colmillos.

Miedo a las tormentas: Estas asustan a un gran número de perros y también a otros animales como los caballos, esta fobia se llama brontofobia. El miedo aparece temprano en el cachorro y generalmente es heredado, aunque también puede aparecer como resultado de un episodio traumático.

Miedos agorafóbicos: La calle es un motivo de miedos para algunos perros. Casi siempre son perros que se mantuvieron de cachorros aislados en perreras o ambientes muy monótonos. Para ellos la calle es como una amenaza donde las pitas de los coches, las luces de las farolas, el contínuo ir y venir de las personas o la presencia de objetos como los grandes cubos de basura, les asustan. Es una fobia adquirida por una educación inadecuada.

Miedo a la educación: Aunque parezca increíble muchos perros son víctimas de su dueño, que les crea inconcientemente un estado de estrés y ansiedad en los momentos en que le ha intentado educar. Un adiestramiento basado en la dominación y el castigo terminará provocando aversión y miedo en el perro. Cuando se va a educar a un perro hay que tener en cuenta varios factores para que lo que acabo de mencionar no ocurra. Hay que tener en cuenta la edad del perro, el sexo, la resistenscia al estrés, etc. pues dentro de todas la razas hay algunos perros más fuertes psicológicamente y otros más inestables. Cada perro es un mundo diferente, con una personalidad propia marcada por aspectos como la sociabilización que ha recibido. Por este motivo su dueño, adiestrador, o quien se encargue de su educación tiene que tener la sensibilidad necesaria para captar en cada momento las reacciones del perro y responder ante ellas con estímulos adecuados.

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